–Quiero contarte algo muy personal… " Mi historia con los negocios familiares no empezó en un aula, ni con un libro, ni con una certificación. Empezó en mi propia familia, aunque en ese momento no lo sabía. Mi abuelo materno fue un hombre trabajador, visionario, de esos que levantan un negocio desde la nada. Lo construyó con esfuerzo, dedicación, amor ... y con la esperanza de dejar un legado para sus hijos y nietos. Pero ese negocio terminó fracasando. Y no fue por falta de trabajo, ni por mala suerte. Fue por algo mucho más sutil y peligroso: la falta de comunicación y estructuras de gobierno. En su afán por mantener la paz familiar, mi abuelo fue cediendo. Tomó decisiones más por evitar conflictos que por fundamentos reales. Sus hijos –sin preparación, sin acuerdos claros, sin diálogo profundo– empezaron a tomar las riendas del negocio… y ahí empezó el principio del fin. Ver eso de cerca fue duro. Pero lo más fuerte es que en ese momento no entendía lo que estaba pasando. Solo sabía que dolía ver cómo algo tan valioso se desmoronaba. Años después, cuando trabajaba como responsable de educación continua en el IEE, el consejo académico decidió que era hora de formar a las familias empresarias. Y fue ahí donde empecé a abrir los ojos. Me metí de lleno a aprender y entender los negocios de familia.

Recuerdo claramente un evento donde el ingeniero Enrique Müller daba la conferencia magistral. Fue como un golpe al corazón. Porque ahí, en sus palabras, entendí por primera vez: “¡Esa fue mi familia!” Ese día decidí que mi historia no podía repetirse en otras familias. Desde entonces, me formé como consejera, me certifiqué en gobierno corporativo y me dediqué a acompañar a familias que, como la mía, quieren que su negocio crezca, pero también que su familia se mantenga unida. Porque cuando no sabemos cómo comunicarnos, el conflicto no tarda en llegar.

Y si tú estás aquí, leyendo esto, es porque ya lo intuyes: No basta con amar a tu familia, ni con tener un buen producto. Hay que aprender a hablar, a escucharse, a construir acuerdos reales. Porque el verdadero legado… empieza con una buena conversación.

atte. Lic. Maria cristina Mapura